¿Qué tan real es la IA?

¿Qué tan real o material es la inteligencia artificial (IA)? No podemos pensar que la IA es abstracta, inmaterial, que está en la nube. Aunque muchas veces la imaginamos flotando en un espacio digital sin cuerpo, la verdad es que sus huellas están en la tierra, en los cuerpos y en los territorios. Los costos planetarios de la IA son reales y materiales.

La autora Kate Crawford, en su libro Atlas de la Inteligencia Artificial, propone el concepto de “IA metamórfica” para referirse a todos esos minerales, tierras raras, manufacturas, transporte, trabajo físico y cables submarinos que trazan líneas entre continentes para su funcionamiento. La IA no funciona mágicamente: depende de cadenas extractivas, infraestructuras pesadas y trabajo humano que casi nunca se ve, pero que es lo que realmente sostiene eso que llamamos inteligencia artificial.

Pensar en esta materialidad es también una forma de entender sus dimensiones políticas y económicas. ¿Quién extrae esos minerales? ¿En qué condiciones? ¿Quién gana y quién pierde en esta cadena? ¿Qué territorios quedan sacrificados en nombre del desarrollo tecnológico?

Frente a eso, volvemos a la pregunta que nos incomoda y nos interesa: ¿cuáles son los costos planetarios del uso que damos a la inteligencia artificial? No es una pregunta solo técnica, es ética, ecológica y política. Y necesitamos hacerla más veces.

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