¿Y si los datos también fueran huellas?

Las cofundadoras de Contradatos nos pintamos mutuamente. No con la intención de hacer un experimento, sino como un juego. Pero cuando terminamos, algo nos llamó la atención: los colores que elegimos para cada una, las texturas que aparecieron en nuestros cuerpos, las combinaciones que emergieron sin pensarlo, nos dijeron algo sobre cómo nos vemos y cómo nos vemos entre nosotras.

Nuestras paletas de colores hablaban. Decían algo de nuestros afectos, nuestras percepciones, nuestras historias compartidas. Fue entonces que empezamos a pensar en los datos no solo como algo que se produce, sino como algo que queda: que se imprime en las superficies, que se adhiere a los materiales, que se filtra en la cotidianidad.

Esta fue una primera aproximación visual y corporal a la idea que estamos explorando en un nuevo texto: Los datos como una figura del resto.

Visualización de datos como resultado de pintarnos.

¿Y si pensamos los datos como una figura del resto? No solo como un resultado final, sino como las huellas, manchas, rastros que vamos dejando al pasar. Como lo que queda en el pincel, en la piel, en la ropa, en el piso. Como lo que no se mide, pero permanece.

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