Juego:
Sesgo, luego insisto

“Sesgo, luego insisto” es el segundo prototipo de juego de Contradatos. Lo hemos ido construyendo entre pruebas, conversaciones, desacuerdos y carcajadas. Es un juego para mentes abiertas… hasta que alguien las contradice. Porque ahí, justo en ese momento incómodo, empieza lo interesante.

La idea surgió al pensar que muchas veces los sesgos cognitivos se explican como si fueran errores individuales, como si todo se tratara de personas confundidas que necesitan pensar “mejor”. Pero ¿y si los sesgos también dijeran algo sobre el mundo en que vivimos? ¿Y si esas formas “irracionales” de ver y decidir no fueran simplemente equivocaciones, sino respuestas lógicas dentro de una realidad que ya viene torcida?

Este juego no busca premiar certezas ni corregir a nadie. Lo que nos interesa es provocar preguntas que nos inviten a dialogar y reflexionar sin necesidad de juzgarnos. ¿Por qué reaccionamos como reaccionamos? ¿Qué hay detrás de nuestras decisiones? ¿Por qué tantas veces repetimos lo que hacen lxs demás o callamos aunque algo nos incomode?

El juego se estructura en torno a situaciones límite o cotidianas, pero llevadas al extremo. Imaginate una app que castiga tu “tono emocional”, un juicio en vivo donde el público decide con emojis, o un trabajo donde cada hora se descuenta de tu vida. Frente a esos escenarios, cada jugador o jugadora elige una carta de su mano: la reacción más sesgada posible. Algunas cartas dicen cosas como:

  • “Mejor me callo, no sea que me despidan por mala vibra.” (aversión a la pérdida)

  • “Hago lo que hacen todxs, subo una historia sonriendo y sigo.” (sesgo de arrastre)

  • “Claramente esto es parte de un plan secreto de Elon Musk para salvarnos.” (correlación ilusoria)

No se gana por tener razón. No se pierde por pensar distinto. Se juega para abrir conversaciones, para mirar cómo decidimos, cómo juzgamos, qué temores llevamos dentro. Las cartas son una excusa para activar charlas con humor, incomodidad y un poco de ironía, pero también con cuidado. Porque sabemos que pensar en colectivo incomoda un poco, pero también libera.

Estamos prototipando el juego entre amigxs, en grupos que se conocen, se cuidan y también se contradicen. Creemos que el diseño no tiene que ser perfecto, tiene que ser honesto. Por eso lo abrimos en fase de prueba, para que circule desde el desacuerdo, desde la amistad, desde el juego como forma de pensar.

A veces nos preguntan si esto es un “juego educativo” o un “serious game”. Preferimos decir que es un juego que se toma en serio el lugar desde donde jugamos: un mundo atravesado por el miedo, el juicio, el rendimiento, la desigualdad. Un mundo en el que nuestros sesgos no son accidentes, sino efectos.

Si todo va bien, esperamos que este juego circule públicamente en el último trimestre del año. Por ahora, seguimos jugando para pensar, insistiendo en que no hay una sola forma de ver, y celebrando cada vez que una carta incómoda abre una conversación que no esperábamos.

Siguiente
Siguiente

La Papelera